Un comunicador social como esencia de su trabajo debe tener una ética que lo identifique, puesto que no solamente debe ejercer el trabajo de comunicar y ser “agentes de información” sino que ya entra a ser parte de los hechos, empezando a desempeñarse en ese ámbito social en el que puede llegar a ser protagonista de lo ocurrido.
A diario se pueden encontrar con situaciones que quizá no se quisieran enfrentar porque podrían atentar contra su ética, esa ética que es un elemento básico para el desarrollo de la naturaleza humana en que la relación con el medio social define la organización moral del medio.
Para llegar a ser un buen comunicador se debe fundamentar la ética profesional en la ética personal, esto los ayudará al fortalecimiento y crecimiento de sus actividades, llegando a ser así unos hombres y mujeres íntegros que se desempeñaran con rectitud y podrán ser competentes profesionalmente, aportando un cambio e impacto social.
A continuación se presentará un caso en el que se expone la ética de un comunicador:
Carmen Aristegui es una periodista de México, actualmente se le esta llevando un caso que ocurrió en febrero de 2011.
La polémica fue porque la periodista en un programa radial de la cadena MVS comentó sobre el presunto estado de alcoholismo del ex presidente Felipe Calderón (que en ese entonces ejercía ese cargo presidencial), por ello a la periodista la despidieron de la emisora, que para ella no era justo, puesto que no se estaba violando el códigos de ética, dice que solo era “imaginable en las dictaduras”.
La polémica fue porque la periodista en un programa radial de la cadena MVS comentó sobre el presunto estado de alcoholismo del ex presidente Felipe Calderón (que en ese entonces ejercía ese cargo presidencial), por ello a la periodista la despidieron de la emisora, que para ella no era justo, puesto que no se estaba violando el códigos de ética, dice que solo era “imaginable en las dictaduras”.
Ella explicó que nunca afirmó que durante su programa de radio en vivo había dicho que el mandatario tuviera problemas de alcoholismo, pero señaló que si se debería hacer una “pregunta válida” que el pueblo mexicano tiene derecho de plantear.
Este caso pone en juego la ética de la periodista, vulnerando así su integridad. Todavía se trabaja en este asunto, dado que se han venido aplazando ciertos juicios sobre el caso, pero se esta a la expectativa de lo que puedan dictar a esta periodista.
Por Heidy Borja Henríquez
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